Novedad del día: Muñecos de Los Picapiedras de Novo Gama, especialmente para Asun

Hoy es una entrada muy especial, porque se la quiero dedicar, con todo mi cariño, a mi amiga-abuela, Asun, que desde hace una semana me cuida desde el cielo. No es una entrada triste, es una novedad llena de mis recuerdos infantiles de verano, que a algunos os hará esbozar una sonrisa porque también los habréis vivido, y para otros, serán un descubrimiento de cómo los niños nos divertíamos a principios de los 70.

Mi familia era de clase media, no nos faltaba de nada esencial, pero siempre educados para valorar las cosas de las que mis padres no habían disfrutado.

Cuando yo tenía unos cinco añitos empezamos a pasar el mes de agosto en un pueblo de Ávila llamado Navaluenga, bueno, mi padre sólo pasaba el fin de semana, había que ganar dinerito durante la semana. Allí nos hospedábamos en una fonda llamada "La Hijita" y justamente Asun, junto con su tía, la regentaban.

Era una enorme casa toda forrada de piedra, con un gran jardín donde jugábamos los niños. Las habitaciones tenían un pequeño lavabo y el baño era compartido, eso sí, todavía recuerdo lo limpio que estaba y el olor a lejía.
Para avisar que ya era hora de comer, Asun tocaba una campana  que había en la pared y como todos los niños queríamos tocarla, se decidió que cada día la tocase uno, eso sí, Asun nos aupaba porque no llegábamos a ella, ja, ja... En el comedor cada familia tenía su mesa, éramos unas seis familias más o menos, mi comida preferida era la sopa catalana, que Asun me enseñaría a hacerla una vez de mayor, además de regalarme  la famosa campana de recuerdo.

En esa época, se solía ir por la noche al cine de verano, cada uno nos teníamos que llevar nuestra silla y una mantita porque refrescaba. Una vez, mi madre nos castigó a una de mis hermanas y a mí sin ver la película "Había una vez un circo" de los payasos de la tele, pero ese duro castigo me llevó a vivir una velada increíble.

Era tiempo de los bailes de verano al aire libre, yo desde mi cama me dormía escuchando "Un rayo de sol", "Eva María se fue", "El baúl de los recuerdos", etc. Asun, tras ver nuestra tristeza por el castigo, nos cogió de la mano, nos llevo a comprarnos una deliciosa milhoja de merengue e incluso, gracias a ella, nos dejaron ver in situ el baile de los mayores. ¡Qué extraordinaria experiencia!!!!

Cuando tenía 9 años la fonda cerró, nos quedamos sin ir al río todas las familias juntas, a recoger poleo en el campo y dejarlo secar en los poyetes de las ventanas de las habitaciones para las infusiones de invierno, a dejar de ver a los perros Elfo y Pirula con los que tanto habíamos jugado... pero siempre mi familia mantuvo contacto con Asun y su tía.

Yo fui creciendo, Asun fue testigo de mi boda, iba a visitarla a su nueva casa, hablábamos mucho por teléfono (acabando siempre con las orejas coloradas de tanto darle al palique) y fue mi gran apoyo cuando mi primera perrita se murió en el 2005.

Ahora con 51 años, mi buena amiga de 91 me ha dicho hasta pronto, en un tiempo de nuevo volveremos a reencontrarnos y tendremos muchas cosas que contarnos. Te quiero Asun y no te olvides de seguir cuidando de mí.

Y como no podía ser menos, tras esta historia de amistad y cariño, hoy os presento a dos grandes e inseparables amigos de infancia, que hicieron las delicias de los niños  de los 60- 70 con sus simpáticas aventuras y las de sus papás: "Los Picapiedras".

Muñecos Bamm-Bamm  y Pebbles de Novo Gama

En su momento os los presenté por separado, ya era hora de que posasen juntitos los dos.

Año 1965.

Se fabricó en varios tamaños: 25, 35 y 37cms. Todo de goma. Ojos fijos de margarita con pestañas pintadas. Pelo implantado. Tiene el brazo derecho articulado para poder sostener y mover el garrote. Única vestimenta original, le falta un gorrito.

Desde 1964.

Tiene diversas medidas: 25, 35 y 37cms. Toda de goma. Ojos fijos de margarita con pestañas pintadas. Labios en diversos colores. Pelo implantado. Traje original. Sin mecanismo.

Y ahora os dejo con mi canción preferida de esos dulces y emotivos veranos que viví junto a Asun.

Como habréis podido comprobar, la letra no era muy difícil de recordar, ja, ja.

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